
*México pierde a los que lo defienden
*El discurso reciclado ya no tapa los muertos
*La seguridad convertida en botín político
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Ahí están sus abrazos y no balazos, su neoliberalismo y no sé qué tanta tontería, Carlos Manzo fue atacado a balazos porque él estaba haciendo lo que el gobierno federal no pudo, defender al pueblo de Uruapan.
Su vida le fue arrebatada un día de muertos, enfrente de sus niños y su esposa, por hacerle frente a los criminales y por señalar a quienes en las más altas esferas del gobierno no están haciendo nada por éste país.
No sólo se perdió la vida de un hombre valioso, también perdieron a Michoacán por hacer caso omiso de los gritos de desesperación por la inseguridad que se vive, y así poco a poco van a ir perdiendo a todo el país, y sin duda va a escalar instancias internacionales.
Cuando matar a un valiente es más fácil que proteger a un pueblo, el Estado ya dejó de gobernar y solo administra el miedo.
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El regidor de Morena, que cobra en Chihuahua pero que trabaja para Juárez, Hugo González, se le ocurrió sacar un comunicado para limpiar la imagen de la presidente Claudia Sheinbaum ante el cobarde asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Alberto Manzo.
En el comunicado justificó diciendo que lo mataron por culpa de Felipe Calderón, que porque la inseguridad que se vive en México es culpa del expresidente. ¿Quién a estas alturas va a creer esa narrativa? Ellos ya gobernaron 7 años y nomás no han hecho nada para desaparecer al narco de México, por el contrario, siguen ganando territorios a lo largo y ancho del país.
Están matando a los que alzan la voz en México, y al regidor sólo se le ocurre decir que es culpa de Calderón, así de pequeño tiene el cerebro este regidor, que sigue culpando al pasado de las estupideces que hace este gobierno de cuarta. Si después de siete años siguen culpando al pasado, es porque el presente les queda grande y el futuro les da miedo.
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En Cruz Pérez Cuéllar, alcalde de Ciudad Juárez, hay una declaración que no puede pasar sin anotarse: rechaza reunirse con Gilberto Loya Chávez, secretario de Seguridad Pública del Estado, porque dice que la obra de la “Torre Centinela” no avanza y los cambios de fecha evidencian deficiencia.
Al mismo tiempo, acusa que la dependencia estatal está llenando su nómina con dirigentes del Partido Acción Nacional, lo cual califica de doble moral y acto de cinismo.
La situación tiene varias aristas. Primero: la obra pública de la Torre Centinela, según la SSPE, ya tiene su obra civil concluida y equipamiento pendiente para 2026, pero los juarenses dudan del avance real. Segundo: la señal de que un alcalde “tiene otras prioridades” mientras exige al Estado prioridades distintas, despierta interrogantes sobre su propia agenda, pues se la pasa de gira en el estado. Por último: cuando la seguridad se convierte en campo de batalla política —como el alcalde sostiene—, pierde la ciudadanía, mientras los funcionarios se cubren detrás de discursos de “coordinación institucional” y “sumar esfuerzos”.
Que un gobierno municipal y uno estatal se enreden en acusaciones de peculado, mezclen funciones partidistas con cargos públicos y usen obras que parecen tableros de promesas: la seguridad se convierte en mercancía política. Cuando dos gobiernos se pelean por el crédito y no por la solución, el crimen no necesita ganar terreno: se lo están regalando.
